Generales
Conocer los conceptos básicos de la farmacoterapia...
Para entender mejor todo el proceso farmacoterapéutico es necesario conocer primero una serie de conceptos y términos de uso frecuente en el campo de la farmacoterapia y la farmacología clínica.
Un fármaco o principio activo es una sustancia pura, químicamente definida, extraída de fuentes naturales o sintetizada en el laboratorio, dotada de una acción biológica, que puede o no, ser aprovechada por sus efectos terapéuticos.
A estos principios activos se le añaden una serie de excipientes, que son sustancias carentes por sí mismas de actividad farmacológica y que facilitan la preparación y empleo de los medicamentos.
Un medicamento se define cómo aquella sustancia medicinal y sus asociaciones o combinaciones, elaboradas por la tecnología farmacéutica y destinadas a ser utilizadas en personas o animales para prevenir, diagnosticar, tratar, aliviar, curar enfermedades o modificar una función fisiológica. Los medicamentos se comercializan en especialidades farmacéuticas, que es aquel medicamento de composición, forma farmacéutica y dosificación definidas, preparadas para su uso medicinal inmediato.
Ahora bien, no siempre es fácil saber lo que se considera medicamento y lo que no. La Joint Commissión on Acreditation of Healthcare Organizations (JCAHO) considera medicamento a los remedios de hierbas, vitaminas, medicación simple (prescrita y que no necesitan prescripción), vacunas, agentes de contraste y diagnóstico, radiofármacos, tratamientos de terapia respiratoria a excepción del oxígeno, nutriciones parenterales, derivados hematológicos, soluciones intravenosas con o sin electrolitos y otros fármacos, y cualquier otro producto designado por la FDA excluyendo las nutriciones enterales, oxígeno y otros gases.
Otros conceptos importantes son los de farmacodinamia y farmacocinética. El primero hace referencia a los mecanismos de acción y las actividades farmacológicas de los fármacos, y la segunda estudia la evolución temporal del fármaco y sus metabolitos en el organismo.
Para mejorar la seguridad y la calidad en la utilización de los medicamentos se hizo necesario establecer una clasificación de estos, común a todos los países. De ahí que la Organización Mundial de la Salud (OMS) estableciera la clasificación anatomo-terapéutico-química o ATC, que divide los fármacos en diferentes grupos según el órgano o sistema sobre el que actúan y según sus propiedades químicas, farmacológicas y terapéuticas. Los fármacos se clasifican en cinco niveles:
- Primer nivel: Es el grupo anatómico principal, designado por una letra del alfabeto que designa el sistema orgánico sobre el que el medicamento ejerce las acciones principales.
- Segundo nivel: Indica el grupo terapéutico principal, formado por un número de dos cifras.
- Tercer nivel: Indica el subgrupo terapéutico. Formado por una letra del alfabeto
- Cuarto nivel: Indica el subgrupo químico/terapéutico formado por una letra del alfabeto.
- Quinto nivel: Constituido por un número de dos cifras y que es específico del principio activo.
Entender los principales problemas farmacoterapéuticos...
Cuando un paciente que no se siente bien y desea mejorar su estado de salud, acude al médico o al farmacéutico para resolver su problema de salud.
Lo primero que hace el profesional sanitario al que acude es ver que le pasa (diagnóstico) y cuando lo sabe decide cómo hacer que el paciente se sienta bien y esté satisfecho (tratamiento). Esto es lo que llamamos el paradigma diagnóstico-tratamiento. En la asistencia al paciente, el proceso farmacoterapéutico forma parte de este paradigma.
El proceso farmacoterapéutico es muy complejo y como consecuencia de esa complejidad pueden aparecer una serie de acontecimientos adversos en el paciente, que disminuyan su calidad de vida y su estado de salud. De ahí la importancia de la atención farmacéutica, que nos va a permitir optimizar la terapia y conseguir resultados farmacoterapéuticos óptimos en el paciente.
Comprender qué son las drogas alucinógenas...
Para centrarnos mejor en el tema que vamos a abordar a continuación, es importante empezar por la definición de planta alucinógena dada por dada por Hoffer y Osmond:
“Los alucinógenos son sustancias químicas que en dosis no tóxicas producen cambios en la percepción, en el pensamiento y en el estado de ánimo; pero casi nunca producen confusión mental, pérdida de memoria o desorientación en la persona, ni de espacio ni de tiempo.”
Siguiendo la definición de la OMS “una droga es una sustancia que introducida en un organismo vivo, altera o modifica una o varias de las funciones de este”. Siendo esta una definición tan ambigua, nos ceñiremos a la frase de Paracelso en el siglo XVI “Todas las cosas tienen veneno, y no hay nada que no lo tenga. Si una cosa es veneno o no depende solo de la dosis”. Si preguntáramos a pie de calle a los viandantes si consideran la aspirina una droga, todos dirían que no lo es, sin embargo con las definiciones anteriores la clasificaríamos como tal.
La diferencia fundamental para poder entender la separación que se hace a la hora de definir estas sustancias como fármaco o droga no se encuentra tanto en la sustancia química en sí misma o en la procedencia, sino más bien en la expectativa de consumo que se tenga de la misma, ya que puede ser recreacional o medicinal.
Los alucinógenos son metabolitos secundarios que pueden estar presentes tanto en las plantas y los hongos, como en ciertos animales. La mayoría de ellos pertenecen al grupo químico de los tóxicos alcaloides. Para la mayoría de estas sustancias ni siquiera se conoce la dosis exacta que puede llegar a ser tóxica para el organismo humano, es decir, el límite que se podría marcar entre el uso placentero o el peligroso para la vida.
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