Todos los tejidos animales requieren de un suministro adecuado de sangre para mantenerse vivos y saludables. Generalmente, es el propio organismo el que produce esa sangre cuando estamos saludables. No obstante, a la hora de someterse a una operación o intervención quirúrgica, el nivel de sangre en el cuerpo puede descender y, por ello, existen unos profesionales que tienen el objetivo de controlar este flujo.
Se trata de los enfermeros perfusionistas. Estos profesionales tienen una enorme responsabilidad, pero ¿sabes cuáles son sus funciones? ¿O en qué consiste exactamente la perfusión?
¡Pues sigue leyendo! En este artículo, te explicamos qué es la perfusión, las funciones de los enfermeros perfusionistas y algunos aspectos, como el índice de perfusión o la perfusión de miocardio.
Perfusión es un término que está vinculado con el verbo perfundir, es decir, una acción que consiste en hacer que un líquido ingrese de manera lenta, pero sostenida, en el organismo. Por tanto, la perfusión se define como el paso de un fluido, a través del sistema circulatorio o linfático, a un órgano o tejido.
Generalmente, la sustancia que se introduce a través de la perfusión es la sangre, pero también suero o antibiótico.
No obstante, a la hora de realizar una perfusión, es muy importante tener en cuenta que pueden surgir varias complicaciones, como una infección de la sangre o una isquemia. De hecho, esta última, si no se revierte a tiempo puede llegar a causar el cese de las funciones vitales, es decir, la muerte del paciente.
Por tanto, la perfusión es una técnica que se utiliza únicamente cuando el paciente no puede tomar por sí mismo un medicamento concreto o cuando se encuentra en un estado crítico que requiere necesariamente esta técnica. Además, para su realización, es necesario contar con un catéter, que es una especie de tubo que se inserta en la vena para que el líquido penetre en el organismo.
Los enfermeros perfusionistas son piezas indispensables en las intervenciones de cirugía cardíaca y tienen un papel clave a la hora de mantener el flujo de sangre a los tejidos del cuerpo y regular los niveles de oxígeno y dióxido de carbono de la sangre.
No obstante, no es la única función que realizan, ya que también se encargan de proporcionar los cuidados asistenciales necesarios para mantener y controlar una adecuada circulación de la sangre en aquellos pacientes que han sido intervenidos quirúrgicamente, generalmente de lesiones cardiocirculatorias.
Precisamente, en estas operaciones, es esencial la puesta en marcha, mantenimiento y el control de las técnicas de circulación artificial. Asimismo, los perfusionistas también se encargan de medir ciertos valores de laboratorio y de monitorear la circulación.
Por otro lado, los perfusionistas montan y supervisan el equipo de bypass cardiopulmonar que controla el funcionamiento del corazón y los pulmones durante la cirugía cardíaca, así como en otras intervenciones, como trasplantes de hígado. También interpretan gasometrías e investigan para desarrollar nuevos tipos de equipos.
Entre otras funciones se encuentran el balón intraórtico de contrapulsación, oxigenación de membrana extracorpórea (ECMO), asistencia circulatoria, inducción a la hipo-termia/hipertermia, técnicas de hemodilución, de plasmaféresis, de protección miocárdica, de conservación de sangre, de preservación de órganos, hemofiltra-ción y técnicas específicas de perfusión infantil, así como la monitorización de la anticoagulación, de constantes vitales, de gases en sangre y parada circulatoria.
Cabe destacar que, aunque los perfusionistas se encargan principalmente de manejar máquinas cardiopulmonares durante intervenciones, sus funciones se han ampliado a otros ámbitos. Así, por ejemplo, intervienen en la perfusión de extremidades aisladas para tratar tumores malignos en brazos y piernas.
Precisamente, gracias a la función tan esencial que tienen, trabajan muy estrechamente con cirujanos, anestesistas, enfermeros y otro personal de apoyo. De hecho, en ocasiones, el anestesista puede delegar responsabilidad en ellos durante la operación y también pueden administrar la medicación y soluciones al paciente.
Con el paso de los años, se detectó la necesidad de abordar y monitorear a los pacientes de una forma mínimamente invasiva, pero que fuese más exacta y que redujese el número de complicaciones. Fue entonces cuando surgió el índice de perfusión.
¿En qué consiste exactamente este índice? Se trata de una herramienta que refleja el tono vasomotor periférico, es decir, es la proporción entre el flujo de sangre no pulsátil y el pulsátil a través del lecho capilar periférico. Por tanto, es un valor numérico que indica la intensidad de la pulsación en el punto en el que se coloca el sensor.
Así, se calcula mediante la relación del componente AC y el componente CC de la señal PPG1. PI: (AC/DC) X 100%.
Cabe destacar que se trata de un valor relativo que varía en función del paciente y de la zona en la que se coloque este sensor. De esta forma, un bajo PI sugiere vasoconstricción periférica y un PI algo sugiere vasodilatación.
La perfusión miocárdica se trata de un estudio cuyo principal uso es diagnosticar la enfermedad coronaria. Se basa en el uso de radiofármacos, que se administran mediante inyección endovenosa y se concentran en el tejido miocárdico. Así, se fija en las mitocondrias y eso permite evaluar indirectamente la perfusión global y regional del ventrículo izquierdo y su viabilidad.
Este estudio se realiza en dos etapas: fase de estrés y fase de reposo. Ambas se comparan posteriormente para ver si hay cambios inducibles por el estrés en el ventrículo izquierdo y su contra parte en el reposo.
¿En qué se basa el estudio? Al someter al corazón a estrés, las arterias coronarias se deberían dilatar unas 4 veces más por encima de su valor de reposo. Esto se produce debido a una mayor demanda de oxígeno miocárdico en el ventrículo izquierdo.
No obstante, en pacientes que tienen alguna enfermedad coronaria, esa reserva de vasodilatación se pierde y se puede observar un defecto en la primera fase.
Como hemos dicho anteriormente, los enfermeros perfusionistas tienen una gran responsabilidad en sus funciones, ya que, entre otras cosas, se encargan de los cuidados del paciente durante la operación o de la administración de medicación y soluciones al paciente.
Un pequeño error o equivocación puede provocar consecuencias nefastas, como la muerte del paciente y, por eso, es necesario que el profesional de la perfusión esté adecuadamente formado y conozca las últimas novedades relacionadas con la evidencia en este ámbito.
Para ello, existen múltiples programas formativos, que le permiten actualizar sus conocimientos y estar preparado para hacer frente a cualquier situación que pueda suceder. Precisamente, uno de esos programas formativos es el Experto en Perfusión y oxigenación extracorpórea para enfermería, con el que adquirirás los conocimientos necesarios para realizar las técnicas de circulación y oxigenación extracorpórea con garantía de calidad y seguridad.